me acerco
a las mujeres que ya fui
con palabras abiertas
misericordia
amor y útero
con el miedo en las manos
y las uñas azules
desgastada
me acerco
para pedir perdón
y conjugarme
travestida en mujer de occidente
que se nombra
en los susurros mínimos
que se nombra
en los susurros mínimos
pero incapaz
incapaz de un lenguaje sin estatus
con nostalgia me acerco
(a mis mujeres)
como a ese poema de lluvia
que quiere repetirse
que quiere repetirse
y yo no me perdono
con las uñas azules y desgastada
no me perdono
no amo
y por ende no alumbro.
foto: anka zhuravleva
3 comentarios:
La mujer que se aleja es la que consigue deslumbrarnos y hacerlo con una mujer es no perdonar a ninguna.
Quizá encuentres redención en el poema.
La esperanza, mejor no perderla.
De esas, como estas y otras veces, que no sé decir nada más que te leo y agradecerte, Paloma, tu poesía, la hondura y la belleza. Gracias
Abrazos
m.
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