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Foto: extraída de la red (*)
No me gusta que prohíban gratuitamente y menos que lo hagan manipulando.
Si algo valoro en este mundo es la coherencia, no soy especialmente taurina, aunque reconozco que he disfrutado con alguna corrida de toros, y, sí, veo arte en el toreo, sobre todo cuando está bien ejecutado.
No me atrevo a ir en contra de las corridas de toros porque si lo hiciera tendría que dejar de comer carne y pescado y por la misma razón me debería oponer a la caza, a la pesca y —llegando a los extremos— a no comer ningún fruto hasta que no cayera de su árbol . No creo que el toro de lidia sea maltratado (más bien es mimado en su "larga" existencia en comparación con otras reses, claro) ni tampoco que ningún taurino disfrute con su muerte. Para el que no conozca la fiesta de los toros, ésta premia una muerte limpia con una primera estocada, y si esto no sucede, el torero llega a ser abucheado e incluso “castigado”. Es la suerte suprema, yo no soy mucho de extraer valores, pero si algún valor se desprende de ella es la muerte digna y con el menor sufrimiento.
Mi abuelo tenía una nave de gallinas ponedoras, mi recuerdo de pequeña era el de verlas a todas en una especie de estanterías metálicas con jaulas asomando solamente la cabecita, se me partía el alma y sin embargo seguí comiendo huevos y pollo, porque cuando pregunté por aquella situación tan denigrante para las gallinas en casa me respondieron que si sólo comiéramos los huevos de las gallinas de corral (que son las que viven en libertad y digamos el proceso natural), no habría bastante para alimentar a todos los que somos, yo solita deduje que antes de resolver el problema de la cautividad de las gallinas, habría que resolver otros más importantes como el del hambre en el mundo, claro que estos pensamientos son los de un alma inocente.
Después una se enfrenta al mundo real y la hipocresía se hace habitual.
Pero, a mis cuarenta y seis, me sigo preguntando por qué se prohíbe la fiesta de los toros con el argumento de que se infringe daño al animal, si les seguimos haciendo sufrir en el matadero con unos cuantos años menos de vida y para el mismo fin: comérnoslos.
O será que una descarga eléctrica, que muchas veces te deja con vida hasta que un cuchillo te abre en canal para que te desangres, es menos cruel que una espada, qué cosas.
(*) He ilustrado esta entrada con una foto de gallinas que se correspondía con mi recuerdo, pero si hubiera querido manipular hubiera publicado ésta:
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