Sin
límites ni términos
la
sangre se congela
como
un presentimiento de cristales
y su rifle,
y su rifle,
como
la letra doble que traiciona
el
fondo de los ojos
(se
detiene un segundo),
germina
la sequía en la garganta,
las
moscas sobrevuelan los círculos desnudos,
la
obsesión,
las cloacas, el hígado infectado
las cloacas, el hígado infectado
(¿dónde
voy?),
hablo
desde la boca inodora,
desde
la impavidez de la ausencia,
por
lo antiguo,
hablo
sobre la jaula que cubre
y
la noche excedida a todos los verdugos
(¿tú
quién eres?),
hablo
para volver, aún respiro.
[foto: beatriz morán]