foto: extraída de la red
no me pidas legitimar tus pómulos,
recuerdo con detalle
esa fragilidad de amapola callada
que narran tus mejillas.
No regreses sobre los besos,
no quedan adjetivos en mi boca,
voy perdiendo palabras;
las cambio cada día con los muertos,
(hoy descubrí un silencio
de escalera quebrada que, de tan oscuro,
se hace liquen del alma)
Es mejor —no lo dudes— consentir la escarcha,
migraremos la piel que conjuramos
en la dialéctica del tacto
y en un ritual de otoño interminable
seremos el letargo necesario.
Completa de equinoccios
no me pidas que borre tu contorno,
se empeña en ser impune en mi cintura
y respira despacio,
como una lluvia exacta de agua y agua.
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Mis circunstancias personales me mantienen un poco alejada de blogger, por eso apenas os visito, evidentemente tampoco tengo mucho tiempo para escribir (¡ay!), mientras todo se arregla os dejo con un poema que ya publiqué hace unos meses. Un montón de besos y abrazos. Se os quiere.