
Foto: Noelia Palafox
Sé que a veces viajo buscando el sentido. Otras, escribo un poema magullado y con lagunas. En las farolas y en los semáforos busco rastros de amor. Regreso. Corro. Desando. Mi llanto consuelo en distintos labios. Y por más que huyo siempre estoy al principio con las manos vacías. Después, la misma pequeña y urgente nada. Vuelven las cortinas a susurrarme palabras de agua. La mañana tiene la pálida tristeza del huérfano que nunca será adoptado. Y el corazón alquimia de plomo y estaño. Irremediable y obsesiva me hago intrascendente. Desaparezco. Lo sé.
Hay un murmullo de insectos demasiado cercano.