Hay un instante en que el poeta entra en la mayor de las honduras de la soledad, casi pareja a la muerte. Un instante en que los demás nos (ad)miramos por esta sabiduría a la que sólo nos asomamos desde la proximidad de la intuición, desde el latido de una emoción no sé si compartida.
Profunda la hendidura de este poema en el corazón la que producen las palabras de tus versos ...un beso
ResponderEliminarha sido muy grato encontrar tu poesía que prende espuma en la angustia al leerte y sana
ResponderEliminarsalud por ti
Devastador ese frío de venas precintadas.
ResponderEliminarEspléndido. Un abrazo.
El frío de una vida. Muy buen poema. Y un blog digno de ser seguido. Un saludo.
ResponderEliminarHay un instante en que el poeta entra en la mayor de las honduras de la soledad, casi pareja a la muerte. Un instante en que los demás nos (ad)miramos por esta sabiduría a la que sólo nos asomamos desde la proximidad de la intuición, desde el latido de una emoción no sé si compartida.
ResponderEliminarMuerte Expansiva. Muy bueno.
ResponderEliminar¡Qué ganas de reencontrarme contigo y compartirnos "hazversas"! Un abrazo enorme mientras tanto. Carmina
ResponderEliminarMuy profundo.
ResponderEliminarMe gusta.
Escribís lindo :)
Versos y agua de besos,
Iveth.
ResponderEliminar...como un leve temblor, tu poema...
besos y latidos.
Hasta la soledad nos empuja a seguir avanzando.
ResponderEliminarBesos