jueves, 28 de junio de 2012

Camarada, un poema de Tomás Rivero


























         A Paloma Corrales


La energía tiene un nombre:
Vladimir Maiakovski y yo.
Aunque él sienta que el yo es demasiado poco.
Y yo sea tal vez el último poeta
que exige el socialismo para amar
desesperadamente.
Que yo, como él, necesite precipitarme
en todos los corazones,
a pesar de que la barca del amor se estrella
una y otra vez contra la vida cotidiana.
Contra el silencio. Contra las palabras huecas.
Camarada vida, aprieta el paso
dice Maiakovski
o digo yo. Afirmamos ambos.
Camarada Vladimiro,
me quedan diez años de amar
con cierta pulcritud
o con un desahogado talante
de hombre enérgico,
con las categóricas afirmaciones
limpias y valientes,
de un poeta vencido por el viento
de las costumbres.
Después ya nada será igual,
todo habrá terminado
y seremos felices.


Su blog: AQUÍ
[foto: john rawlings]
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Gracias, Poeta.

miércoles, 27 de junio de 2012

como pan recién hecho






















tú que te enamorabas de los sauces
con la mirada clara
por tener un amor
de piel y tacto, tú
que buceaste en todas las palabras,
en los suspiros rotos,
en las perchas de nadie,
al norte del lenguaje,

tú que nunca supiste las palomas
ni el orden de sus plumas,

tú famélico, tú quebrado,
tú sin miedo,
tú tan firme,
tan buen hombre,

tú que lates los hilos al borde de los gestos,

tú solo eres capaz
de llenar los vacíos que siempre nos delatan.

[foto: plis7li]

viernes, 8 de junio de 2012

Temblores





















Pensaba que elegía
la soledad brutal de escribir versos,
que la palabra fuera
rescatar otras vidas,
otras gaviotas, otro silencio,

pensaba que elegía lo que nace
y se presiente como un rumor cósmico,
lo vulnerable,
que la palabra fuera templada
para elevar conciencias,

pensaba que elegía desandar
los vínculos forzosos,
escribir por ejemplo:
más allá de tus muslos hay un blues
que murmura metáforas
con ternura de sílex, con caricia de algas

(más allá),

pensaba que elegía
desvincularse
y temblaba
con ojos amarillos la misma impronta,
el mismo ruido,

y elegía
que la palabra fuera pulmón y aire
más allá de la lengua,
que la palabra fuera y no muriera.    

[foto: plis7lis]

miércoles, 6 de junio de 2012

Rosa de nieve, un poema de Elvira Daudet





















                                                                           
                                        A Paloma Corrales


Como lagos del Norte en el verano
son sus ojos de dulcísima Ofelia,
puras gemas de azul desmesurado,
deslumbrantes faros de inteligencia.
Bandera clandestina, su salvaje

melena de walkyria ondea al viento,
panal de miel colmado, pide guerra
y designa al que debe morir en el abrazo.



Esta bella medusa, cuyo coraje asusta
pues parece que va a comerse el mundo,
vive en una montaña retirada,
leyendo y podando palabras como rosas.



Pero lo más hermoso no se halla
en las piedras preciosas de sus ojos,
los rizados helechos que coronan su frente,
tampoco en su bondad con los poetas.
Lo más hermoso es que cultiva un sueño:
una rosa de nieve llamada poesía,
a la que se ha entregado, a tumba abierta,
esta valiente mensajera de luz.



Vestal del dios tristeza, a Paloma
la salvará su amor por la belleza,
las palabras de arcángel que ha dejado grabadas
en las tablas de cuarzo del mañana.


Elvira Daudet, 6 de junio de 2012



Su blog: AQUÍ
 [foto: extraída de la red]


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Gracias de corazón, Poeta. 

domingo, 3 de junio de 2012

desembocando





















sucede que las lilas
y los grillos,
sucede que la sangre
y tu mirada,          
sucede que la luz y la cerveza,
los peces y los árboles,

sucede sin memoria
el amor 
y tú me llamas,

sucede que sucede,

pero a pesar de todo,
sucede que los pájaros
nos revelan
según su testimonio adolescente,

y en nuestros ojos
—a deshora—, 
sucede que la culpa.

[foto: plis7lis]

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